a veces, muy a veces, cuando el humor se va, la neblina cae en los ojos, evades lo que no te gusta, lo que no soportas y lo de lo que no quisieras saber más. He bloqueado mis pensamientos acerca de ti, de los pequeños detalles que tenías, de los gestos guardados en mi memoria, de la sonrisa que un día te saqué cuando te di un papel escrito con algunas tantas tonterías; fue lindo ver la sonrisa que tenías, pensé que el juego seguiría, pero me hizo daño pensarlo, sostenerlo y perseguirlo. Fue lindo. Como por arte de magia todo se esfumó de pronto, tuve ganas de gritar, de decir que esto podía funcionar, pero de sobra sabía que no funcionaría jamás, incluso hoy "no funcionará". Me deshice de los recuerdos, de lo que me recordaba a ti, sentí como en esa película donde se borran la memoria para olvidar a su amor. Todo era felicidad, iba bien la vida, no le reclamaba nada, no pedía nada. Te lancé al precipicio, mis cabellos volaban (imágenes azules), me alejé de ahí.
Meses después, me di cuenta que sobreviviste, alcanzaste a sostener tu mano, en un peñasco del precipicio, lograste salir de él. Me buscaste. Nos encontramos.
Ahora, no sé qué quiero, no quiero que estés, pero al mismo tiempo sí. Es raro, no siento lo mismo. Deseo que te alejes, te haré daño, lo sé.
Meses después, me di cuenta que sobreviviste, alcanzaste a sostener tu mano, en un peñasco del precipicio, lograste salir de él. Me buscaste. Nos encontramos.
Ahora, no sé qué quiero, no quiero que estés, pero al mismo tiempo sí. Es raro, no siento lo mismo. Deseo que te alejes, te haré daño, lo sé.
Entonces digo adiós...