Ayer me sentí afortunada, hoy más, fui a casa de una amiga que vive cerca, en la misma cuadra. Era tarde y hacía un poco de frío. Tengo de conocerla casi toda mi vida, siempre cuando iba a platicar con ella, me decía que me acompañaba a mi casa, siempre le decía que no, que vivíamos en la misma cuadra. Y terminaba por dejarme a la mitad. Ayer después de estar platicando como media hora, regresé a mi casa y el diálogo fue el mismo; me sentí niña tratando de recordar cuál era la mitad del camino. Luego cuando me dejó volteó hacia donde ella iba y me di cuenta que las dos corríamos en direcciones diferentes, como cuando de niñas. Sólo escuchaba la voz que me decía hasta mañana.
A pesar de que pasaron muchos años, muchas cosas, todavía nos seguimos viendo como aquellas niñas que platicaban sobre su futuro. Ahora quizás el futuro nos llegó y hablamos del pasado, de lo que hicimos en los meses que no nos vimos. En los cumpleaños no festejados.
bueno si lees esto amiga, te agradezco que sigas acompándome a la mitad del camino a casa.
maga
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