jueves, 2 de octubre de 2008

2 de octubre

Cuando tenía 7 años, viajaba recurrentemente al centro de Monterrey para hacer las compras. Cuando el colectivo daba vuelta por los condominios Constitución, siempre miraba una barda que decía “2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA” para mí esto era incomprensible, no entendía lo que significaba. Cada año, la barda era pintada EXCEPTO esa leyenda.
Ya luego cuando entré a la secundaria, me fui dando cuenta de que cada 2 de octubre mis padres hablaban sobre unos estudiantes, y en las noticias pasaban imágenes de tanques rodeando un lugar llamado Tlatelolco. En la prepa se contaban historias de marchas y ritos, en ese día; mientras me rapaba el cabello fui comprendiendo lo que iba significando ese día. Ya cuando entré a la Facultad me puse a investigar, porque en casa reapareció un recorte de periódico donde venía una foto de mi tío, “1971, grupo de estudiantes toman autobús escolar” mi tío de pelo largo, aparecía en uno de los cuadros interiores… investigué sobre esa trifulca, y luego apareció nuevamente 1968…
Comprendí todo lo que se encerraba, me dio escalofríos. Me preguntaba por qué en un mismo sitio podía ocurrir dos matanzas en distintas fechas. Estudiantes, obreros, ama de casa y hasta niños, murieron en ese lugar.
El año pasado regresé fui (Nunca había estado ahí) a Tlatelolco. Tremenda calma me invadió, mientras caminaba por la plaza de las tres culturas el cuero se me iba poniendo chinito (erizado), un escalofrío llegaba entre las ruinas, los edificios y lo colonial. Cuando entré a la iglesia, no resistí, sentí que algo me impulsaba hacia el exterior. Salí casi corriendo, pero me detuvo una placa con los nombres de los caídos el 2 de octubre. Leí cada uno de ellos, cada nombre me dolía, sus edades. El lugar que pudieron tocar las balas. Me senté en la explanada. Vi cada uno de los edificios, que presenciaron todo. Cada una de las ventanas, donde algunos se escondieron. Desayuné en uno de los locales, pero todo el tiempo pensando en esa fecha.
Todo el tiempo que estuve ahí, sentí rabia, sentí impotencia ante un gobierno que actuó con arrebatos, para calmar las marchas, las protestas donde sólo se solicitaban puntos que bien podían cumplir. Después de la matanza, se celebraban las olimpiadas en México, como si nunca hubiera pasado nada. Como si todas esas familias hubieran encontrado a sus familiares.
Hoy a 40 años de Tlatelolco (y unos siglos más por la matanza de los españoles) me hace recordar que estamos olvidando nuestras fechas cuando éramos revolucionarios, cuando los estudiantes se enfrentaban ante las ideas de gobierno, mientras pasamos embelesados con los productos comerciales y alienados por la mercadotecnia.
No olvidemos que el gobierno nos quiere tranquilos: les conviene. Que casi dejamos de pensar en conflictos sobre las necesidades básicas.

Si este conflicto del 68 fue mundial, Francia, Brasil peleaban los mismos derechos… por qué en México tuvo que terminar de masacre.

Así que, cuando estén listos, los espero para tomar conciencia de lo que pasa a nuestro alrededor. Los estaré esperando…

2 comentarios:

Negro Sandía dijo...

Ante el temor de que hubiera "problemas" en las olimpiadas, el gobierno fue presionado por extranjeros de solucionar esto, la incompetencia de las autoridades al no saber responder más que con balas y el sinismo del gobierno se ve en las palabras de Luis Echeverria al decir "No tengo nada por qué pedir perdon ni ser perdonado"...

Autodestrucción dijo...

:/ que feo eso..
gracias por pasar siempre pormi blog y leerme :)
estoy siempre qe lo necesites
besos nena