Este es mi país, un lugar donde las personas matan por poder, por territorio; es instinto animal que el hombre primitivo contiene en su ser, por ello no puede dejar de ser bestia.
Cansada de los tiroteos, con el hartazgo de por medio. Ayer vi la luz encendida en mi cara, mientras un soldado me cuestionaba por qué pasaba por una calle, mi rostro de temor trataba de indicar que por esa calle vivía.
Hoy he ido a una marcha a favor de la paz, he gritado “ni uno más” pero entre más fuerte salía de mi garganta, más era el coraje, el temor de que nos toque estar en una balacera. Dice un buen amigo, al que estimo mucho, que los héroes nacen cuando les tocan a alguien querido; yo por ningún motivo quiero serlo, ni pretendo siquiera, pero no puedo dejar de gritar un ¡Basta! Un alto. Mientras la marcha se desenvolvía en dos bandos: los estudiantes de clase burguesa, que posteriormente al mitin me topé en el oxxo diciéndose entre sí “mañana cumple mi mamá años, y no sé si regalarle el jersey Prada que vi o….” platica interrumpida, compré mis cigarros que hoy en día me cuesta mantener mi vicio y me marché. El segundo bando, los chicos de la universidad pública que no el recelo gritaban con sus fauces grandes frases hacia la burguesía; jodidamente estamos todos he pensado.
Solo me queda pensar, si han sido estudiantes los caídos, quién aboga por aquellos que no sabemos sus nombres, aquellos que han muertos como civiles comunes, que por estar en un lugar y momento equivocado se los han cargado. ¿Quién responde por ellos?
Nos estamos acostumbrando a estas aberraciones, a estas matanzas, ahora ya nadie se sorprende si en la noche anterior hubo cinco balaceras en menos de una hora, quizás por el mismo hartazgo ni siquiera lean este comentario. O hay quienes ya ni siquiera queremos ver la tv por las noticias que vivimos, queremos tener episodios de novelas enajenantes que nos distraigan de esta realidad.
Y no escribo esto porque anoche tuve miedo. Sí que lo tuve. Tampoco fui a la marcha por solo obtener fotos, sino porque realmente quiero que exista un cambio, ¿cómo lograrlo……… dejo mi pregunta abierta para tratar de responderla.
Cansada de los tiroteos, con el hartazgo de por medio. Ayer vi la luz encendida en mi cara, mientras un soldado me cuestionaba por qué pasaba por una calle, mi rostro de temor trataba de indicar que por esa calle vivía.
Hoy he ido a una marcha a favor de la paz, he gritado “ni uno más” pero entre más fuerte salía de mi garganta, más era el coraje, el temor de que nos toque estar en una balacera. Dice un buen amigo, al que estimo mucho, que los héroes nacen cuando les tocan a alguien querido; yo por ningún motivo quiero serlo, ni pretendo siquiera, pero no puedo dejar de gritar un ¡Basta! Un alto. Mientras la marcha se desenvolvía en dos bandos: los estudiantes de clase burguesa, que posteriormente al mitin me topé en el oxxo diciéndose entre sí “mañana cumple mi mamá años, y no sé si regalarle el jersey Prada que vi o….” platica interrumpida, compré mis cigarros que hoy en día me cuesta mantener mi vicio y me marché. El segundo bando, los chicos de la universidad pública que no el recelo gritaban con sus fauces grandes frases hacia la burguesía; jodidamente estamos todos he pensado.
Solo me queda pensar, si han sido estudiantes los caídos, quién aboga por aquellos que no sabemos sus nombres, aquellos que han muertos como civiles comunes, que por estar en un lugar y momento equivocado se los han cargado. ¿Quién responde por ellos?
Nos estamos acostumbrando a estas aberraciones, a estas matanzas, ahora ya nadie se sorprende si en la noche anterior hubo cinco balaceras en menos de una hora, quizás por el mismo hartazgo ni siquiera lean este comentario. O hay quienes ya ni siquiera queremos ver la tv por las noticias que vivimos, queremos tener episodios de novelas enajenantes que nos distraigan de esta realidad.
Y no escribo esto porque anoche tuve miedo. Sí que lo tuve. Tampoco fui a la marcha por solo obtener fotos, sino porque realmente quiero que exista un cambio, ¿cómo lograrlo……… dejo mi pregunta abierta para tratar de responderla.