Le llamé a Siset esta tarde, me encuentro preocupada por él. Me dijo que se había pasado todo el día acomodando sus plantas, pues tanta lluvia le hace daño. Ha dejado la oruga en la ventana, como lo indicó mi pana, para que viera las gotas caer, para que observara la tarde y si acaso la luna se asomara le besara la frente.
Esa oruga vuelve loco a Siset, me cuenta que mientras comía, dio tres saltos hacia atrás y en su pequeña cara se dibujó una leve sonrisa. En realidad no sé si esto pase pero le quiero creer a Siset pues es una persona con mucha profundidad espiritual. Me ha dicho que Jordán, su nieto irá el sábado para acompañarnos, si Siset se llega a cansar entonces Jordán nos acompañará.
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