Me trajo la luna nueva a estos nuevos horizontes, la piel se eriza y el olor es de mar mediterráneo. Me dejó cerca del mar, mientras las olas con sus suaves brazos me arrullaban para desvanecerse a lo largo de mis caderas; yo no sabía si era un sueño, pero su pálida piel me reconfortaba. Ya luego la luna con sus suaves brillos me dijo “mi niña, tienes que volver de este viaje, los demás te esperan” vi su cara alejándose, ella tomaría el primer barco para regresar a su casa, el occidente la reclamaba. Se alejó de mí, me levanté, mis cabellos húmedos revoloteaban ante el sol que salía.
Cuando desperté, estaba en casa. Tendré que recordar que las pastillas hacen mal antes de dormir, además me chocan los hospitales con paredes blancas y esos uniformes (también blancos) que te hacen usar con mangas tan largas.
Cuando desperté, estaba en casa. Tendré que recordar que las pastillas hacen mal antes de dormir, además me chocan los hospitales con paredes blancas y esos uniformes (también blancos) que te hacen usar con mangas tan largas.