antes de conocer a las Meninas, soñaba con espejos. soñaba mis reflejos como espectador de una escena cruda, el entrecruzar miradas y estar al mismo tiempo observando todo. Velázquez me transporta a otra ciudad, a otros recuerdos, a otros tiempos. La vez que estuve en el Prado, en las calles de inviernos de Madrid, en los paseos desconocidos y sobre todo en la profunda oscuridad de los barrios góticos. así era, como el espectador de las Meninas, pero al mismo tiempo era yo las meninas. Es la primera vez que hablo de esto, me enjugo la boca al ver que todos podemos ser nuestros espectadores y a la vez ser el actor mismo.
Esta noche iré a una obra de teatro para ver a los actores, escudriñarlos con mis ojos, morbosamente los veré, les escucharé, pero no los tocaré.
maga espía!
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