Sin duda, la tiranía de Franco sobre España dejó una marca inminente en la sociedad de los años 40 hasta los 70. Las reglas morales fueron trasmutadas para relacionarlas estrechamente bajo las reglas de la iglesia. Rafael Torres en su libro "el amor en tiempos de Franco" narra los infortunios de las parejas de aquel entonces, los enamorados no podían ni siquiera salir a la calle cogiéndose de la mano, mucho menos encarnarse en algún rincón pues luego eran tachados incluso arrestados bajo leyes que se establecían de pronto. Todo esto era por el bienestar de la España. Claro, también había excepciones a la regla que si bien podían ser personas públicas (del espectáculo o aquellos que se oponían al sistema de manera radical. Prostitutas y homosexuales eran los demonios de aquella época, sólo las damas de casa, las hijas bien se casaban por la santa iglesia y eso sí nunca podrían ver a su marido desnudo pues todo eso las podían llevar al pecado.
Un pecado impuesto para corregir los hábitos, para imponer la iglesia que para colmo estaba más podrida que la sociedad misma.
Entre episodios chuscos, grotescos, amables, se va desarrollando la historia con una hilo del tiempo y se hace notar la evolución hacia una manera de vivir más libre. Qué diría Franco si viera su país en estos días, volvería a morir.
Pasando a un tema local.
Somos tan ajenos unos de otros. Y que no se diga que con el nuevo gobierno se quiera incluir la iglesia en nuestro nuevo modo de vida. Tanta violencia que los sacerdotes preocupados por el país, sobre todo por nuestro estado, correos masivos invaden las bandejas de entrada todo para hacer una oración por nuestro estado, pero por qué no mejor hacer una limpia de los mandatarios del narcotráfico?
Bueno en temas de tiranía y perdición. No sé cuál fue el vínculo que me hizo terminar hablando de "la iglesia en los tiempos del narcotráfico"
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